Hablando de soretes (?) Ernestou quiere saber quién es la persona más sorete que no se banca Luis Ventura. Aclaran que tiene que estar vivo por lo que Gerardo Sofovich (blessed) queda afuera de la ecuación. Luisito se mete un quesito de El Nono Amigo en la boca y piensa un rato. Diego Ripoll llena el hueco: "Se toma su tiempo. Le gustó la picada de El Nono Amigo. Lo respetamos en este silencio. Piensa Luis Ventura. ¿Tantos hay Luis?".\n\nVentura mira para arriba y analiza su respuesta hasta que dispara: "Uno que me revuelva las tripas quiero buscar. Hoy, para mi, Beto Casella". Ernestou le recuerda el cruce radial y Ventura dice que se salvó porque no estaban cara a cara: "Lo estoy esperando (...) Yo sé que la vida me va a cruzar con él".\n\nEl invitado cuenta lo sucedido: "Lo llamé y se lo expliqué cómo era. Me hizo cargo de algo de lo que yo no era responsable, pero a él le servía para medir y para vender (...) Él tenía una historia que termina confirmándola. Una historia de pareja (...) Yo nunca mandé a seguirlo. Él estaba convencido que era yo. Como era la cara visible de Paparazzi no le escapo al bulto. Me tengo que hacer cargo de lo que se publica y de mi gente. Pero no era yo. Yo traté de aguantarlo y frené muchas veces esas publicaciones de él con su novia. Tampoco me preocupé porque yo lo quería a él. Fue compañero mío y yo lo defendí siempre (...) Había gente que no lo quería dentro de la revista. Entonces un día que yo me fui de vacaciones le publicaron fotos que tenían hechas hacía un año".\n\n"Y él me entró a bardear mal en los medios. Entonces yo lo dejé un día, dos días, diez días, dos semanas. Agarré un teléfono y le dije 'Beto mirá, no me molesta que me sigas puteando. Lo que me mortifica es que veo que estás dolido porque crees que yo te traicioné y no fue así. Pasó esto'. Quedó ahí. Yo después tuve un tema personal conocido con mi mujer que fue todo un escándalo y él se subió a eso (...) Me pareció que bajó una línea que no tendría que haber bajado".\n\n"Y me pareció como que él sacó para afuera lo que siempre pensó en realidad. Me dolió su hipocresía de no haberme dicho en la cara lo que él sentía por mi cuando estábamos bien o cuando yo trataba de resolverle a quilombos que se le armaban a él dentro de la producción (...) En el mano a mano en la radio él utilizó al operador para bajarme lo que yo le decía realmente y para exaltar su voz (...) Ese fue el programa que más le midió (...) Él repitió durante un año y me despedazó durante un año. Yo lo estoy esperando".